Tú con esos enormes lentes de sol que te dan tal estilo roquero, ese peinado que parece sacado de una serie de anime y la camisera de gótica, tú con esos convers y la actitud de que no te importa lo que piensen los demás, así eres. Pero también esta él, con sus gafas de sol de marca sus camisas remangadas y esos jeans gastados. Él y su actitud del mejor, con su orgullo siempre acompañándolo.
Tú con esa música de cualquier idioma con mucho ritmo sonando en tus oídos, canturreando y escribiendo, dibujando en la mesa, ignorando a los demás pero solo haces escuchar su nombre y todo tu sistema nervioso despierta de su largo letargo. ¿Qué paso con la chica orgullosa y fría? Esas son las estupideces que logra el amor, porque por él eres capaz de cambiarlo todo, de destruir y volver a armar el mundo solo para robarle una sonrisa.
Él no se da cuenta, porque cuando estas frente a el no le enseñas que detrás de esa fachada sarcástica hay una chica enamorada, dulce e ilusionada… Él tampoco te dice que cada canción de amor que aparece en su muro en Facebook es para ti, porque los dos fueron cortados con la misma tijera par de orgullosos. ¿Cuándo despertaran y se darán cuenta que para amar hay que entregarse? Ese miedo a salir heridos los mantendrá lastimándose inconscientemente.