sábado, 30 de enero de 2010

Hasta la eternidad


         Sabía que era una total locura mientras corría en su búsqueda, sabia que no debía arruinar este momento… SU momento, pero era tan sencillo y egoísta la cuestión: la amaba. Quería que estuviera única y exclusivamente para mi como lo estuvo los ultimo cuatro años, pero como se suponía que iba a saber que ella me amaba, nunca dijo nada… nunca insinuó siquiera algo sobre sus sentimientos hacia mi. Fui un imbécil lo se, ella se desvivía por mi bienestar, me aceptaba, me encubrió por años, evitando así que todos se enteraran de mi secreto… era gay o eso había sido hasta el momento en que termine envuelto en aquella silenciosa trampa  que era el destino.

         Una sonrisa sarcástica llega a mi mientras estoy  llegando a la iglesia, todo había empezado de tal manera, de tal forma… un trato, un simple y desinteresado trato nos había unido, había entrelazado nuestras vidas formando el mas fuerte lazo de amistad y a lo oculto, en las sombras las cadenas mas dolorosas del amor. Yo solo seria su primer beso, solo le quitaría el peso de cargar con esos hermosos, rojos y suaves labios vírgenes y ella… ella solo seria el telón que cubriría mi vergüenza, mis preferencias, mis debilidades pero termino siendo mas que eso.. era mas que mi telón, ella era mi escenario completo, sin ella yo sencillamente no era nada.

         Abrí fuertemente la puerta de aquella enrome catedral mientras escuchaba aquellas palabras saliendo de entre los labios de aquel anciano sacerdote.

-Aceptas amarlo, respetarlo, cuidarlo en la riqueza como en la pobreza, en la salud como en la enfermedad hasta que la muerte los separe.

         Vi como tus labios temblaron al verme entrar, esos labios que yo había degustado, esos labios a los cuales yo había entrenado en el sabio ejercicio del besar; estabas a punto de responder… sabía que debía gritar lo que sentía, parar aquella estupidez, tomarte entre mis brazos y llevarte lejos muy lejos de ahí… pero me quede pasmado al verte ahí, vestida como un verdadero ángel con aquel vestido. Justo cuando entreabriste los labios para decir algo me vi transportado por unos segundos a hace cuatro año atrás.. vi como empezó toda esta locura.

-Donna-murmure acercándome a ti con los ojos llenos de lagrimas, miraste al novio que esperaba impaciente un SI.

         Dile la verdad, dile que me amas a mi, que a quien deseas por las noches es a mi, que con quien quieres pasar toda la eternidad es conmigo pues solo conmigo dirías un sincero para siempre… dile que en tu vientre crece un hijo mío.. ¡díselo!

Pero no dije nada de aquello ni tu tampoco solo me diste la espalda y miraste al sacerdote decidida a seguir con aquel engaño, el me sonrió prepotente y alzado, solo te veía como el trofeo que me había arrebatado, peor el nos e daba cuenta que para mi eras mas que eso, mucho mas eras mi vida entera sin ti.. Simplemente no valía la pena seguir viviendo.

-Donna-dije mas alto y todos esperaban mis palabras, te dístela vuelta y me miraste con esas pupilas de plata que tienes, esas pupilas que son capaces de detener mi corazón, de hacerme estremecer de pasión-Te amo.

-Idiota-susurraste mientras el ramo de novia se deslizaba de entre tus dedos y las lagrimas de escapaban velozmente rodando por tus mejillas, arruinando tu maquillaje perfecto, pero para mi seguías siendo perfecta.

-Te amo Donna de Leon con toda mi alma, es mas tu eres mi alma mi querida Don..

         El novio me miro furioso, tomándome fuertemente de la camisa hizo el ademan para sacarme, su rostro era el de un león a punto de enfrentarse a duelo con un invasor.

-¡Suéltalo Damián!

         Ambos volteamos hacia ti, respiraste profundo, me deleite por un segundo en tu hermoso ser, ojos de plata, labios cual rojo carmesí, piel tan pálida como una hoja de papel… el cabello corto y negro azabache.. tan hermosa eres mi ángel.

-No-miro al sacerdote- no acepto a este hombre… pero-me miro-si me preguntase por aquel idiota, si diría sin vacilar que lo acepto pro toda esta y las siguientes eternidades.

         Mi corazón se encogió al ver como me dedicabas aquella infantil sonrisa, el agarre de tu ex se volvió mas débil, de un solo movimiento lo aparte de mi y corrí a abrazarte, no me importaban los murmullos, las quejas, la sorpresa de los espectadores.. Mientras tu estés aquí conmigo no me importa el mundo.

-Te amo Derek-susurraste mientras te calaba besándote con pasión, con deseo, enseñándole al mundo que tu eres tan mía como yo tuyo… nos pertenecíamos el uno al otro por toda la eternidad.


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