viernes, 9 de abril de 2010

Cielo amanecio de mal humor





Su resoplido resonó en la habitación casi tan fuerte como el despertador, miro con odio a aquel artefacto de tortura y con el mismo odio lo estampo contra la pared dejándolo hecho añicos. Sus pupilas marrones observaron con rencor al sol que parecía sonreírle burlonamente por la ventana de cristal, maldijo a quien invento el horario de los planteles educativos, a sus padres por a ver decidido tener otro bebé que le arruinaba sus horas de sueño y también a sus amigos por haber hecho que se fuera de fiesta y acabara con aquella resaca que la estaba matando. Con el cabello mas parecido en aquellos momentos a un nido de gallina, los ojos rojos y la cara de un zombi prácticamente arrastro su alma hacia el baño entre injurias contra cada ser vivo u objeto.

El agua tibia la despertó un poco, pero no mejoro su humor y es que el agua tibie puede ser relajante mas no milagrosa. Con el seño frusido, se sentó frente al gran tocador de su alcoba, seria un tocador ordinario de no ser porque en lugar de las adorables fotos de amigos lindos y chicos guapos, había chicos borrachos o fumando, o simplemente fuera de sus cabales y los chicos guapos fueron remplazados por sus ídolos del rock and roll que bueno… no eran precisamente príncipes azules. Aquel día estaba de muy muy pero muuyy mal humor, tomo sus lentes de contacto rojo sangre y se los coloco con rapidez, se espolvoreo la cara para luego dar el toque final con un suave lápiz labial, parecía un zombi asesino. Peino su cabello lo cual se hacia en medio segundo, no le llegaba ni a medio cuello, una pollina y un par de flequillos enmarcaban su rostro. Su cabello era tan negro como la noche y con mechones purpura, sin animo alguno eligió lo primero que encontró para ponerse… unos pantalones negros en los que cabían ella mas de tres veces, una camiseta ajustada y una sudadera negra donde nadaba su delgada silueta, se coloco la capucha y unos lentes de sol que le daban el aspecto de una mosca mal formada y salió de la casa sin siquiera desayunar ya era demasiado tarde.

-¡Granchester!-volcó los ojos al escuchar su apellido ser pronunciado con tal indignación por la profesora de química.

-¿Qué cuenta Teo?-para nadie era sorpresa la falta de respeto que le profesaba a todo ser vivo con el que tuviera que lidiar.

-Soy la Sra. Betance.

Ignorando olímpicamente la mirada asesina y los comentarios furiosos de su anciana maestra se sentó en su asiento al fondo del salón. Subió perezosamente sus piernas en la mesa, se coloco los audífonos mientras encendía su mp4, encendió un cigarrillo y soltó en humo mirando por la ventana mientras bostezaba.

-Si tanto le aburre mi clase haga el favor de salir.
-Teo no te amargues que te arrugaras mas-la miro sonriente.
-Ya que estas tan despreocupada me podrás explicar estas operaciones-la maestra la miro con malicia y rencor.
-Usted y yo sabemos que no se ni una mierda de lo que dice ahí… además jamás lo utilizare seguro y acabare vendiendo drogas o en algún bar-se en congio de hombros restándole importancia al asunto.
-Salga ahora mismo.

Se levanto fastidiada, tomo su mochila y abrazo a la maestra. Esta estaba en estado de shock no lograba comprender el extraño comportamiento pero horas después lo haría al descubrir una gigantesca goma de mascar pegada a su corta y plateada cabellera.

-¡Joder! ¡Odio esta escuela de porquería!
-¿Maldiciendo, Cielo?
-No me jodas Lizzie…
-Mala noche-Lizzie le arrebato el cigarrillo, estaban sentadas en las bancas del gimnasio. No había sido una pregunta se conocían a la perfección las dos.
-¡suéltame en banda, Lizzie!-Cielo intento arrebatarle el cigarrillo.
-Pues te aguantas, no tengo nada mejor que hacer que fastidiarte.

Si las miradas matasen Lizzie estaría muerta y enterrada, porque la mirada de Cielo no era muy amigable… eran algunos de los efectos secundarios en ella de la falta de sueño, los instintos asesinos despertaban.

-¿Por qué te sacaron de clases hoy?-Cielo se intentaba calmar con la conversación, además siempre era divertido escuchar las estupideces que hacia su mejor amiga.
-Solamente le eche acido al asiento del profesor de química y -Lizzie empezó a reír como una demente subnormal-digamos que sus pantalones y sus pantaloncillos se desintegraron en su parte trasera.

La risa de ambas retumbo en el lugar, peor de pronto Cielo recordó que se suponía que estaba de muy mal humor, de un humor de perros no podía permitirse cambiar así como así… era cuestión de orgullo y principios que nadie entendería y es que su cabeza pensaba de un modo algo singular al del resto de la humanidad. Cielo encendió otro cigarrillo mientras su amiga fumaba el que le había arrebatado, su estomago exigía a veces de rugidos feroces que le diera algo mejor para desayunar que nicotina.

-Estoy aburrida-Lizzie formo extrañas figuras con el humo.
-Estoy hambrienta.

Ambas compartieron una mirada de complicidad mientras un par de sonrisas diabólicas adornaban sus rostros. Se levantaron rápidamente.

-Bien el plan es desinflar las llantas del deportivo plateado nuevo de la directora.
-Arruinar su pintura.
-Dejarlo irreconocible.
-E ir a desayunar a la cafetería que esta a dos calles.

Rápidamente corrieron, normalmente Cielo no hubiera hecho algo como aquello. Era cierto que era una de las alumnas mas irrespetuosas y agresivas si tentabas contra su débil paciencia y delicada estabilidad mental. Y es que hace año que la cordura de Cielo tuvo una dramática muerte.. Aunque muchos sospechan que esta jamás existió, Cielo es mala gente, de lo peor pero cuando esta de mal humor es de temer…

-¡Qué creen que están haciendo!-la voz del nuevo sub director resonó a sus espaldas cuando acababan de terminar su trabajo con el auto de la directora.

-Hola Carl, pues redecoramos el auto de la directora-Lizzie se encogió de hombros, le importaba un cacahuate si la castigaba.
-Estábamos aburridas agradece que no eligiéramos tu mercedes-Cielo lo fulmino con la mirada.
-Ustedes dos y yo iremos directo a la…

Antes de que El sub director Carl Herrera terminara de dictar el castigo, Lizzie se cubrió laso oídos pues acababa de ver a Marcos y si Marcos entraba al campo de visión de Cielo digamos que laso tímpanos de todo ser vivo en un radio de 2km corría peligro de muerte.

-¡MARCOS!!-Cielo se abalanzo al joven maestro sustituto que callo al suelo atónito con la chica encima.
-Cielo preciosa me aplastas-murmuro este alzando una ceja.
-me plantaste la otra noche-le susurro ella al oído.
-Lo siento…
-Claro que lo sentirás-Cielo se levanto y piso con fuerza la entrepierna del hombre que grito de dolor-Seguro que ahora si que lo sientes mucho bastardo.

Cuando Cielo se levanta de malas solo aléjate de ella… porque puede resultar muy dolorosa su compañía.

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