lunes, 12 de abril de 2010

Él


El sonido de sus pasos acelerados, una carrera, el miedo... inocencia carcomida, besos forzados y sueños destrozados. Esperanzas ridículas, sin fundamento; amor algo para los imbéciles y mientras su cuerpo vuelve a ser invadido sin permiso, mientras aquellas manos dejabas marcas de dolor donde otro había dejado de puro placer tiempo atrás, ella solo suspiro con el alma desgarrándosele en silencio, deseando la muerte.

Él era como un gitano y ella como una esclava, él alama libre y ella enjaulada. Príncipe sin corcel, sin corazón u bondad, destructor de fantasías, ladrón de corazones, embustero de alta élite. Él nombre de aquel traidor fue el que se le escapo entre sollozos con la primera estocada de dolor, de suciedad que aquel desconocido le dio.

Mañana aquello seria un mal recuerdo nada mal, solo el espejismo de una noche en un callejón solitario, con las lágrimas teñidas de negro y el corazón cubierto por la rabia. Otra dolorosa embestida, tan salvaje, tan violenta y solo cerro con fuerza sus ojos imaginándolo a él... al desgraciado al cual amaba, queriendo que fuera él quien la hacia suya en la oscuridad.

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